Buen Karma

"Mirar la vida a la cara, siempre hay que mirarla a la cara. Y conocerla por lo que es, así podrás conocerla, quererla por lo que es. Y luego, guardarla dentro."
('Las Horas', de Stephen Daldry, 2002)





"Todas las tontas tienen suerte"... 
"La suerte de la fea, la guapa la desea"...

¿Habéis visto la serie 'Me llamo Earl'? Buen karma es bastante más que el nombre de un grupo de amigas en Whatsapp... Es un estilo de vida, de hacer las cosas, evitando acciones que en última instancia nos puedan provocar mala conciencia, o aquella frase que sus padres les inculcaron a su hermana y a ella desde pequeñas: "si con eso vas a ayudar a que alguien sea feliz, hazlo". Creía en ello.

Cualquier mínimo gesto. Hasta dejar pasar a un peatón cuando iba conduciendo, por más prisa que llevara; sonreír a algún bebé que le mirara aburrido desde su carricoche, por más feo que le pareciera,... 

Sonrisas. Ay qué ver cuán desprestigiadas y olvidadas había tenido las sonrisas, con la de energía positiva que, a su juicio, acumulan y transmiten. Sonreír a un extraño puede tener un doble beneficio que muchas veces dejamos de lado. Por un lado, para uno mismo; porque sonreír es bueno para la salud, física y mental, y ayuda a ver las cosas con un prisma mucho más colorido. Y por otro, para esa otra persona, a la que, quizá, ese gesto le alegre el día, con esa transmisión de buen rollo.

Energía. Todo se basa en eso. En nuestra capacidad para acumular y transmitir buena energía, desechando malos rollos, que los hay y los tenemos y nos van a llegar por diversos lados, pero prefería dejar que el karma hiciera lo suyo con eso... La venganza es un plato que se sirve frío, pero la mejor venganza no es la que uno se toma por su propia mano, si no la que llega por equilibrio de la energía, porque... sí, a todo cerdo le llega su San Martín.

Todo vuelve. Pero, ¿nos damos cuenta? Empezaba a pensar que a veces no. Hablaba con un grupo de amigas, de estas que se juntan para contarse las penas y desahogarse unas con otras de su mala suerte con esto, con lo otro, con lo de más allá, con los hombres... Mujeres hechas y derechas, con buen corazón, buenas personas, sensibles, serias y divertidas, y a la par guapas, estilosas, de éxito, de éstas que han triunfado en casi todo en la vida, que hacen todo lo que se proponen, que han obtenido esa extraña conjugación femenina en los últimos tiempos de "mujer bella, de éxito y con cerebro". Unos partidazos, vaya, que, sin embargo, veían todo oscuro cuando algo marchaba mal en el amor, o cuando, más bien, algo escapaba a su control en ese estadio... 

'Sexo en Nueva York'. Cuatro mujeres que pisan fuerte por el mundo y hacen lo que quieren, visten como quieren y tienen los cuerpos que desean. Mentes hechas para la información, cabezas bien amuebladas, en cuerpos hechos para el pecado. "Existe", dijo confiada, "Más de lo que creemos".

Pero son mujeres que... intimidan, como habían dicho sus amigas de 'Buen Karma' aquella tarde de domingo de ponerse al día. ¿Mujeres fatal? No, pero... intimidan. Debía ser por eso de tener todo tan claro, por su facilidad para simplificar los problemas, con lo que le gusta al ser humano complicarse la vida. Sí. Para el macho ibérico común, una mujer como cualquiera de ellas parece que se le queda grande. Cuando la tiene, la caga y la deja ir, apostando por las carcasas, la superficie más bien. Por esas mujeres que son peluquería, maquillaje y armario. Meta en la vida: casarse y ser madres. 

Empezaba a pensar que, después de todo, el mundo no había cambiado tanto en las últimas décadas. Ellas tenían también esos ingredientes, pero no eran ni los únicos, ni los principales.

Pero, ellas... ¿se daban cuenta de verdad cuando tenían algo bueno ante sí? Algo que, aunque fuera de su control, funcionara y les hiciera... ¿sonreír? 

Empezaba a ver casos, muchos y muy cercanos, en que no. No están acostumbradas a que se reparta tanto el trabajo. Son más bien de apostar todo por el todo, asumiendo ellas mismas todos los riesgos, por más que se expongan, no les gusta delegar... 

Bueno, en realidad no es una cuestión de gusto, es que... no están acostumbradas, y les choca. 

Pero para eso estamos las amigas; para ver lo que unas y otras no vemos, decírnoslo bien claro y abrirnos a veces los ojos, e incluso recordárnoslo tantas veces como haga falta.

Ole tú!

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