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Mostrando entradas de agosto, 2011

Los ídolos... a veces te hacen feliz

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La semana pasada fui a un concierto de Coque Malla en la Alcazaba de Mérida, el mágico escenario descubierto este verano para el Festival de Teatro. Ha habido ocho conciertos de cuatro artistas diferentes allí en el último mes. Alex Ubago, Miguel Poveda, Pedro Guerra y Coque Malla, que aunque no lo he escuchado mucho en estos últimos 25 años, desde el anuncio del programa supe que sería el que más me gustaría. Y no me equivoqué =). Había allí una mujer con su hija de cuatro añitos. La niña bailaba como loca durante las canciones más movidas, subida a su asiento, y se las sabía todas. Al terminar, nos acercamos a ella y le pregunté a la niña si le había gustado. Resultaba que Coque Malla era su ídolo. Esta niña de cuatro años había roto su hucha para comprar su entrada. Costaba 25 euros, la niña sólo tenía 22, así que su madre le dio los tres euros que le faltaban. Pero la niña vació su hucha para ver a Coque Malla. Entonces pensé que esa niña ahora iba a salir por la puerta de la Alc

"Aún no lo sabes"

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Son las 00,45 horas  Estoy en la cama, con mi camisón de la Pantera Rosa ( "really?" ), la colcha blanca caída y sentada sobre las sábanas arrugadas. Tengo 'Go your own way', de Fleetwood Mac, en repeat en Youtube. Nuevos descubrimientos, nuevas canciones, nuevas inspiraciones. Musos y musas juegan esta noche cálida entre los reflejos y destellos de mis frascos de perfume. Decir que estoy feliz, es una forma sencilla y concisa de decirlo, aunque quizá también algo decorosa, porque llevo ya casi dos semanas con unas ganas irreverentes de gritar, saltar y bailar. Por fin, tengo un contrato.  Pero, ¿qué es ser feliz? ¿Qué parametros mido para poder afirmarlo? ¿Soy feliz porque he conseguido algo que quería y necesitaba? ¿Porque ese logro está entre mis grandes metas? ¿O ser feliz es tener todo lo que uno quiere? No... eso sería muy privativo de felicidad . Aún me falta una cosa, sólo una cosa... y lo tendría todo . Muchos factores influyen en este cambio mío, en este

El 'Tren'. Volume II

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A veces, hay que tomar decisiones. Decisiones pequeñas, grandes, fuertes, arriesgadas e incluso insignificantes. A veces, éstas últimas tienen todo el sentido del mundo. Pueden cambiarlo todo, o dejarlo todo como está. Pero he aprendido que una decisión no se toma sola, no la tomas sola. Hay factores que influyen en el camino que tomas, y cuando encuentras una bifurcación, aparece a tu paso un sin fin de intersecciones seguidas. Una tras otra, ese es nuestro sino. La cuestión es... saber elegir el camino, no precipitarse, tomarse el tiempo necesario y pisar bien. Yo he tenido varios caminos a mi alcance de un tiempo para acá, no diré cuanto (no preguntes, estoy cansada de contestar). Algunos caminos eran simples bocacalles, callejones sin salidas, y también sin vuelta. Ha habido pequeños caminos, y ahora me he encontrado con una autovía que me promete velocidad, así que... sí, he pisado el acelerador. Es posible, sí, no lo voy a negar, y no diré que me guste la idea, no nos vamos a v

El 'Tren'. Volume I

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("¿Y ahora que hago yo hasta las 12?", me preguntaba hace algo más de madia horita...) Llevo todo el día en casa, en pijama, sesteando, descansando de anoche y de las emociones fuertes de esta semana, de ese cosquilleo u hormigueo que se ha instalado en mi estómago y que me tiene en vilo durante horas y horas, suspendida en una nube que hasta ahora es rosa para mí, y sólo unos pocos más, e invisible para otros. Y tengo frío, porque el aire acondicionado lleva ya mucho rato encendido, pero es que no soy la única en casa. Ahí fuera, en el balcón, se está muchísimo mejor, por eso me dejo ir hacia la barandilla, reflexiono y medito. Tengo tanto que meditar.  Veo al otro lado del río la Alcazaba, vestida con su nueva iluminación para el Festival de Mérida, y casi distingo hasta las mesas de la terraza y los puffs... Casi no, algo se intuye. Me parece que estoy en un sueño. Como si me hubiera dejado las luces encendidas anoche al salir de alli, ensimismada en mi nuevo estado de

Tomar distancia, meditar y respirar

Aquí estoy. De vuelta. Madre prófuga de este vago recuerdo que un día quiso ser blog. Como un pajarito que se recupera poco a poco y empieza a aletear de nuevo después de tres meses de heridas y dolor, de reposo silencioso. Casi tres meses y medio de vacío de ideas, o de falta de inspiración, de pérdida de musa o muso, de echar de menos al genio. Casi tres meses y medio de pararse a pensar inexpresiva en todos los temas que has querido abordar aquí, y casi tres meses y medio de pensar inmediatamente en todo lo íntimo que no quieres compartir aquí, que no debes, porque sería desnudarte por completo y no dejar nada a la imaginación, nada al misterio. Hace dos semanas decidí que había llegado la hora de retomarlo, sabía como decir de nuevo 'hola', pero no sabía que responder al '¿qué tal?'. No sabía justificar mi falta de palabra, de constancia, pero luego he pensado que esta pequeña vitácora es de las pocas cosas que puedo llamar "mías" en este momento, y que p