La sempiterna pregunta que nunca falta en una boda
Hace ya casi un decenio, una prima tocaya de mi madre se dirigió a mí cuando aún sólo contaba unos escasos 14 años para hacerme la sempiterna pregunta que surge en mitad de cualquier boda que se precie, hacia los jóvenes solteros susceptibles de ser objeto de tal observación: - Ven, Naza, guapa. ¿Tú ya tienes novio o qué? -vale, no es un "¿Y tú para cuándo?", pero joder, tenía 14 años-. - No, yo no uso de eso aún -solía ser mi mordaz respuesta hacia ese ataque de buitres deseosos de carne fresca y saraos que se prestasen a un sin fin de cotilleos familiares-. La prima, muy lista y muy cariñosa (todo sea dicho), me dijo: "mejor, tú a estudiar, que eres muy joven, y de que termines una carrera ya, entonces, te echas novio, exactamente igual que mi hijo, y mira que bien le ha salido todo". La boda no era la de su hijo. Y nunca, en ninguna otra boda, me volvió a repetir la dichosa pregunta. Este martes, el día 18, fue el 25 aniversario de mis padres y lo celebramos p