El vestidor de Carrie

Tengo tan poco orgullo con la gente a la que quiero...  No sé con el resto, pero con mis personas no. Me enfado, defiendo mi postura, pero se me pasa enseguida... Cosa que llegó con un cambio. Un cambio a positivo, por cierto, del que me siento tremendamente orgullosa (ahí sí). Aprendí a ver la vida, el mundo, con ojos nuevos, ojos de niña, ávida de saber, sí, pero sobre todo ávida de felicidad. Pero, ojo, todos los extremos son peligrosos... Me convertí en adicta a las emociones fuertes. Drogadicta de la adrenalina. Aprendí que más vale una sonrisa, que una cara de acelga, de seta, de sota... Como gustéis. Que pasan cosas bellas todos los días. Que ofuscada te las pierdes, porque llevas el entrecejo fruncido y no ves más allá de tu nariz. Que la vida está para vivirla. Que es simple y sencilla. Que somos nosotros, y sobre todo nosotras, pero también vosotros, los que la complicamos. Y que no sirve de nada. Bueno sí. Sirve para perder el tiempo. Cuando si algo va bien como e

"Disparas al revés". Va a ser eso. Que está la brújula mirando a la virulé. Que pagarías en estos momentos por la brújula de Jack Sparrow, esa que apunta a lo que más deseas, que te lleva en la dirección que, correcta o incorrecta, es la que el corazón marca. Párate. Respira. Vas a la deriva. ¿No te has dado cuenta de que no paras? ¡No paras! No haces otra cosa que girar cual peonza. Vas, corres, vuelves, haces, sales, entras, vuelves a hacer, deshaces, rehaces, y vuelta a empezar. Y cuando crees que has parado, en realidad estás K.O. Te duermes.  Así que... ¿Cuándo? ¿Cuándo te paras y respiras? ¿Cuándo le das un respiro a tus neuronas, haces back-up, analizas, limpias, barres pensamientos, desechas lo innecesario, lo accesorio, el artificio, los virus mentales, los pensamientos insanos, los irracionales, y... detectas y eliminas todo, ser o cosa, lo tóxico?.... ¿Eh? ¿Cuándo? Para ya, ¿no? Parece que intentaras evitar todo eso. Evitas sentarte. Evitas pensar.

Concepto: "pa'lante como los de Alicante" llevado a extremo. Es el mantra de un empresario extremeño que conocí hace un par de años cuando se nos planteó hacerle un reportaje porque era el único español que se embarcaba en una aventura-meeting-onboard en un barco con otros taitantos emprendedores de diferentes puntos del globo. No lo conocí más que por teléfono, porque el repor lo hizo mi compi la rubia, pero su filosofía ya se me fijó. Y es que es algo que (en superficie y en el fondo) me han inculcado desde pequeña... desde niña, pa' que nos entendamos.  Acabo de iniciar mis vacaciones después de tres semanas de infarto. Vamos... de infarto que a muchos advertí que estuvieran atentos a los informativos extremeños de La1 a las 14hs y a las 16hs porque amenazaba con suicidarme en directo de la presión de estar sin mis jefes.  Pero, afortunadamente, no he podido. O diré mejor: no me han dejado. ¿Quiénes? MI EQUIPAZO!!! Hace más de 20 años que comencé a

¿Qué te ata? ¿Qué te frena? ¿Qué te para? Miedo. O neurosis. ¿Qué? Yo creo que no es miedo. Porque ya has dado algunos de los pasos que te llevan hacia lo que quieres. Si no lo quisieras, no habrías tomado la decisión de darlos. Y te arrepentirías. Pero no te arrepientes, y lo sabes. Lo sabes. Por tanto, lo quieres, lo deseas... Has hecho lo que deseas. Lo has probado... te has acercado, y ves que es bueno. Te gusta. A veces perdemos demasiado tiempo haciendo cosas que no nos gustan. Estando con gente que no nos aporta, que no nos llena, que no... no. Gente que nos provoca mal humor, dolor de cabeza, caldeos... Personas que en algún momento decidimos dejar entrar en nuestra vida, e incluso provocamos entrar en la suya, porque entonces nos pareció bueno, pero el tiempo te descubre que no es así. Y lo notas y lo ves con eso. Con tu mal humor, tus dolores de cabeza, tus caldeos, las interminables discusiones, los cabreos...  Y das una, y dos, y tres, y otra, y otra oportunidad(