Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2010

Te has ido... y contigo los días buenos

Imagen
Te has ido... hoy hace ocho días y sigo sin digerirlo, igual que todos, y creo que nos va a llevar tiempo. Tiempo y lágrimas, que es lo único que nos resta contigo. Ya no podemos decirte nada, no podemos abrazarte, darte besos o cogerte la mano. Ya no puedo admirar tus uñas siempre perfectas como he hecho desde que era niña. Ya no puedo decirte tantas cosas que se me quedaron ahí, en el pecho clavadas, intentando salir, pero... ¿a dónde? ¿Hacia quién? Es cierto eso que dicen, que se quedan cosas en el tintero cuando pasa esto. Me hubiera gustado decirte de vez en cuando que te quiero, dos palabras de las que no voy sobrada, siempre me ha costado bastante y me cuesta soltarlas. Me hubiera gustado darte más besos y más abrazos, de esos que tanto me has inspirado esos últimos días de pijama y sábanas blancas, de hospital. Como el jueves que estabas tan bien y cuando llegué a verte por la noche te subió la fiebre y estabas llorando, y nos decías que nos fuéramos ya a casa, que era tarde y

¡Bebe!

Imagen
Nunca digas "de este agua no beberé" porque nunca conocerás del todo tu sed. Es imposible conocer del todo a una persona, ya es difícil llegar a conocernos a nosotros mismos, por eso se dice que la mejor forma de no decepcionarnos es no esperar nada de nadie. Y es mejor así porque las personas, al igual que la vida, nos da sorpresas. Algunas buenas, algunas malas, pero siempre es mejor así. Así que no te pongas límites, no te impongas reglas que no existen, no marques pautas a seguir, sólo vive y disfruta de todo lo que se te presente. No hay límites. El cielo es el límite, o eso dicen... y aún así, el cielo no es suficiente. Olvídate pues ya de cuando dijiste "nunca haré esto" y cuando te advertiste "nunca podría hacer esto", "esto no", "esto sí",... ¡¿Qué más da?! ¿¿Acaso siemper sabes ante qué agua estás?? Puedes ver la fuerza que lleva su cauce, la vegetación que la rodea o el vaso en el que se presenta, la botella, la marca... pero

A comerse el mundo... con vosotros

Imagen
¿Qué le pasa al mundo? Estaba deseando que acabara el fin de semana, que llegara hoy, lunes, hacer cosas, salir a la calle, ver el bullicio, sentirlo y compartirlo, que llegara la tarde, tomar café o té con mis amigas, ver a la gente a la que quiero ver, a los que ya echo de menos y hace apenas dos semanas que se acabó mi rutina con ellos... Y, en algún momento de esta mañana, he sentido, o más bien me he dado cuenta de..., que todo había vuelto a algún punto anterior al verano, a algún punto de hace unos pocos meses. Como si Marty McFly me hubiera metido en el Delorean de Doc y hubiera borrado de un plumazo, así, mis dos meses de becaria, todos los momentos divertidos, todos los momentos de agobio, la falta de sueño, las noches en vela, las risas, la felicidad de mis ojos, cada susurro en el Teatro Romano. Quizá la pregunta sea más bien "¿qué me pasa?". Estamos en un momento complicado a nivel mundial, la dichosa crisis y el hecho de que haya elegido una de las carreras con

Amor en blanco y negro

Imagen
Creo que nunca he visto nada tan tierno como el cariño y la atención que se profesan mis abuelos. Hace una hora escasa, mi Petrolia (como la llamamos en casa, aunque tiene nombre de reina romana, Petronila) lloraba como una niña en su cama de hospital, mientras su Alonso le cogía la mano y la tranquilizaba. Tienen 79 y 80 años respectivamente, nacieron en la misma fecha, con 365 días de diferencia. Hoy ella cumple 11 jornadas de interminable ingreso. Son tan deprimentes los hospitales... Y él no se separa de ella ni un segundo, sólo para dormir, comer, fumarse algún cigarro con un café,... Poco más. Tienen cuatro hijos y seis nietos, pero para el caso como si fuéramos cuatro también. Las dos mayores y las dos enanas. Las peques están al tanto y preguntando desde casa; Blanca y yo vamos a diario, nos turnamos los mediodías con nuestra madre, la abnegada nuera, y contemplamos escenas de todo tipo, pero hasta hace una hora escasa no había visto una muestra mayor de cariño. Siempre, desde

Olores son sabores... Sensaciones

Me gusta el olor seco de los eucaliptos... Árido. Lo deja todo muerto y seco a su paso. Me gusta el olor contaminante de la gasolina, cuando llenas el depósito y espero sentada en el interior del coche, y todo se impregna de ese aroma intoxicante... Asfixiante. Me gusta el olor a puros en las celebraciones, me gusta el olor a pino, a jazmín y a azahar al pasear por la calle junto a jardines de chalets de gente con pasta. El olor del dinero hecho zona verde. Me gusta el olor a lluvia, a suelo mojado, sea tierra, acerado o asfalto... Con la humedad entrando en mis pulmones, mientras la brisa, ojo... no el viento, la brisa fresca acaricia mis mejillas (odio el viento). Me gusta el olor a algodón dulce, a pesar de que su sabor me empalaga y me deja la boca pegajosa y la lengua llena de azúcar granulado teñido de rosa. Me gusta el olor del calor, cuando los primeros rayos del sol se cuelan por las nubes al comienzo de la primavera para intensificar el aroma de las flores y plantas, y hacen