Entradas

Mostrando entradas de enero, 2015

Unas bragas limpias en el bolso... siempre

Imagen
-- Eulalia, hija, cógeme unas bragas limpias y me las echas en el bolso, corre. -- ¿Unas bragas? ¿Pa' qué? :| -- Una siempre sabe cuando sale de casa, pero no cuándo entra. ;) Antonia López Gaviro. De camino a una de las innumerables visitas a alguno de sus médicos. Mi abuela Oña. El misterio de la evolución de su nombre no responde más que a una amalgama de lenguas de trapo de sus nietos: mama Antonia.., mama Toña.., mama Coña.., mama Oña. Fin. O eso me contaron de niña. La matriarca de los Reina. Parca en palabras, pero no daba punta sin hilo. La abuela por excelencia, de esas que hacen los mejores huevos fritos con puntilla del mundo; el mejor adobo, que plantaba en el centro de la mesa de camilla junto al pan, para que todos lo probásemos, y, por supuesto, los mejores bocadillos de nocilla de pan pan. Una abuela con paciencia como para aguantar a sus nietos jugar durante horas a simular estrellarle huevos en la cabeza, las risas y chillidos en la cocina cuando

Shine on you crazy diamond

Éxito y verbos reflexivos. Te lo explicaré de esta manera... Nos pasamos toda nuestra infancia y niñez queriendo ser mayores, hacer todo por nosotros mismos, aprender para no depender de nuestros padres: gatear, andar, correr, saltar... Que no sea tu madre la que te haga el avioncito con la cuchara -que ya estás un poco hasta el pié-, sino llevar te la tú a la boca, y limpiár te la después. Qué triunfo. Aprender a montar en bici, sin ruedines, y a impulsar te solo, para que no sea tu padre el que te empuje cada vez. Independencia como modo de realización, de felicidad. Es simple. Y, sin embargo, llegados a algún punto de la escala evolutiva, un cortocircuito o una punta de tensión hace que todo... vaya al revés. Llegados a algún punto de la post-adolescencia cada vez más tardía e incluso de los primeros años de la madurez, nos empeñamos en todo lo contrario, en desviar la atención de nuestra felicidad a lo que obtenemos de otras personas, a encontrar a aquéllas que nos

Oompa Loompa

"¡Es fea! Es fea con avaricia, fea de cojones. Con un aeropuerto internacional por frente, que alarga aún más estirándose coletas. Un ojo a la virulé y el otro saltón, que parece que se le va a salir, con una diferencia de tamaño considerable entre uno y otro. Joder, si es que parece un Oompa Loompa!" Respiró. Una única vez, bien profundo.  Nada.  Respiró una vez más. Dos. Tres veces.  Se tiró horas calmando su ira. Su ira, eso sí, acompañada de risa. Porque mientras gritaba todo aquello no podía parar de reír  a carcajadas, casi lloraba de la risa. Ira y placer. Ira provocada por el enfado de ver aquello, de ver aquella elección. Placer de saberse liberada, de estar disfrutando nuevas cosas, de saberse ella, y sí, también placer de venganza.  Tenía ganas de pegarle. "Dos hostias a tiempo...", pensó.  En los últimos meses, había pasado por tantos estados de ánimo... Y seguro que todos se los habría ahorrado de haber dado esas dos hostias a tie