Brújula estropeada

"Disparas al revés".

Va a ser eso. Que está la brújula mirando a la virulé. Que pagarías en estos momentos por la brújula de Jack Sparrow, esa que apunta a lo que más deseas, que te lleva en la dirección que, correcta o incorrecta, es la que el corazón marca.

Párate. Respira. Vas a la deriva. ¿No te has dado cuenta de que no paras? ¡No paras! No haces otra cosa que girar cual peonza. Vas, corres, vuelves, haces, sales, entras, vuelves a hacer, deshaces, rehaces, y vuelta a empezar. Y cuando crees que has parado, en realidad estás K.O. Te duermes. 

Así que... ¿Cuándo? ¿Cuándo te paras y respiras? ¿Cuándo le das un respiro a tus neuronas, haces back-up, analizas, limpias, barres pensamientos, desechas lo innecesario, lo accesorio, el artificio, los virus mentales, los pensamientos insanos, los irracionales, y... detectas y eliminas todo, ser o cosa, lo tóxico?.... ¿Eh? ¿Cuándo?

Para ya, ¿no?

Parece que intentaras evitar todo eso. Evitas sentarte. Evitas pensar. Quedarte a solas con tus pensamientos.

Confiesa.

Silencias a Pepito Grillo. Lo acallas cada vez que subes al coche y subes el volumen de la música hasta que chirría en tus oídos y no entiendes ni la letra de lo que escuchas. Bueno... oyes. Ruido ensordecedor a modo de tapones en los oídos, para aislarte del mundo. No. Para aislarte de ti.

¿Hasta cuándo?

En serio... despierta. Abre los ojos. Pero ábrelos de verdad y deja entrar la luz. 

Ojo, una vez más, con las personas tóxicas, pues son muy contagiosas. Corres el riesgo de convertirte en una de ellas... Corres el riesgo de abandonarte por completo ante los ladrones de energía.

Vuelve al juego.

Así... no vives.