MMS: Mi Maga de la tele, la reina del Secador

A Mi Maga de la tele, la reina del Secador...


Últimamente, mis finales de año van asociados al fin de una etapa, a un "adiós obligado" en algún sentido a alguna persona importante en mi vida. Pues bien, hoy, me despido laboralmente de una de las personas más necesarias de mi día a día en los últimos años. Una de esas que no se ven en pantalla, pero que es imprescindible para hacer la magia de la tele. De hecho, para mí, es inigualable e insustituible.

Mi Marisa. Mi Maga de la tele y la única y auténtica reina del Secador. Ya he hablado muchas veces de lo afortunada que me siento de trabajar donde trabajo, de trabajar en lo que me gusta y de compartir mi día a día con profesionales de tanta trayectoria. Pues una de esas profesionales de larga, y sí, también inigualable trayectoria aquí en Extremadura es Marisa Muñoz Silvestre


Ella ha sido mi remanso de paz desde que me lancé a eso de presentar las noticias, nuestros 40 ó 50 minutos a solas las dos previos al primer informativo de cada día han sido catárticos. Paz y tranquilidad, sabiéndome en las mejores manos posibles para convertir la fatiga y el estrés, en una cara y un pelo, no sólo dignos de salir en pantalla, sino que me han subido el ánimo y el guapo día tras día. Hasta en vacaciones, la echo de menos.., no me quiero imaginar qué va a ser estar sin ella, mi compañera.

Marisa hace magia. Pinta mis días más grises de colores... Labios rojos, arriba la pestaña y para adelante. Me ha arropado en los peores momentos de mi vida, y digo bien, los peores. Y sabe sacar y enseñarme a sacar la mejor versión de mí misma. Me aporta luz y brillo a los ojos, alegría.., felicidad. No, amigas de Marisa, no me he operado los ojos ni las bolsas... Se llama contorno de ojos de Sisley, Xlash para alargar las pestañas y tener a Marisa cerca, porque, como dijo la gran Lola Flores, "el brillo de los ojos no se opera".

Si me preguntan "¿qué es lo que mueve el mundo?", seguiré diciendo, por desgracia, que el dinero. Rabia de esta pérdida por motivos tan vanos, tan vacuos y tan miseros, después de 30 años en esa sala de maquillaje en la que Marisa, mi Marisa, ha vivido tanto... Ya podréis notar en mis palabras que personalmente es un dulce de persona, pero profesionalmente es la discreción, la pulcritud, la perfección, la profesionalidad, el detalle... todo eso, personificado. Pocos profesionales del maquillaje y la peluquería (nadie maneja el secador como ella, para no machacarme más el pelo con las malditas planchas), me apuesto, hay que mimen a sus compañeros presentadores tantísimo.

He aprendido taaanto con ella, a cuidar mi piel, mi pelo y a cuidarme por dentro, el alma. 

Punto final agridulce, pues, a este muy buen año, pese a cada vez más ausencias...

Te quiero, Marisa... ya te echo de menos.

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