Resortes y otras cosas
Hay cosas, preocupaciones, que sólo conocemos nosotros mismos, que no contamos ni a nuestros amigos más íntimos. Sobre todo porque suelen ser los temas que más nos perturban... Esos que ni siquiera sabemos verbalizar, expresar, en toda su carga. Son más grandes que las palabras... Son los temas que más te aterran. Quizá te dé miedo hablar de ellos en voz alta simplemente, a veces porque temes una respuesta cierta que tú ya intuyes.
Para algunas personas es la falta de amigos. Algo que aún ocultándolo, si te acercas lo suficiente a ellas, lo olerás de lejos. En mi caso, como digo, son temas para los que ni siquiera encuentro las palabras, pero sé que al menos dos amigas, de mis amigas, son capaces de intuir. Y lo ven tan claro, que a veces me da miedo.
Pues llevo casi una semana dándole vueltas a algunos de esos temas. Algunos que vienen a ser uno, y que lo tengo claramente a la vista en este momento. Y estoy sola en mi habitación, rodeada de muebles, libros, discos y ropa, básicamente.
Al parecer estoy aprendiendo a separar lo externo a mí, de lo que realmente es interno. Pero ahora, justo en este momento, justo como ayer, anteayer e incluso el viernes pasado mientras reía de feria, no soy capaz de separarlo. A veces, debe ser, hay cosas del exterior que se nos meten dentro, como un exorcismo y tocan algún resorte que salta y, de repente, pasa de estar oxidado a moverse a altas velocidades. Igual, en estado normal, puede competir con un Fórmula 1, y cuando está más activo, el resorte es capaz de alcanzar la velocidad de la luz, dejándote incluso agotado. No hacen falta drogas de ningún tipo, la agitación está dentro.
Y en esos casos, ¿qué haces?
(Tenéis que verlo entero =). PD: sí, la corista es Sheryl Crow)
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